EL SECRETO DE LA FELICIDAD

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viernes, 16 de abril de 2010

El mundo de las caricias


El mundo de las caricias

Hacer el amor... acto que empieza por los preliminares. Y los preliminares por las caricias. Pero, ¿para qué sirven realmente estas caricias? ¿Porqué las apreciamos tanto? ¿Cuáles son las zonas más receptivas de nuestro cuerpo? ¿Cómo procurar placer a la pareja a través de estas caricias y cómo abandonarse? Recibir caricias, es muy agradable. Y acariciar crea un bienestar entre dos personas.

La caricia es un lenguaje corporal diferente de la palabra. La caricia completa a la palabra, la profundiza y transforma un intercambio amoroso verbal en un cuerpo a cuerpo, que permite comunicar con profundidad. Las caricias ayudan a situarse en los límites de nuestro cuerpo. Tocar la superficie de nuestro cuerpo permite ser más consciente, apreciarlo mejor. En algunos casos esto se siente aún más, como por ejemplo en el caso de una persona que ha perdido mucho peso. A menudo, suele resultar complicado acostumbrarse a su nuevo cuerpo.

Gracias a las caricias (generosas) conseguirá sentir su cuerpo transformado. Lo mismo ocurre después de una operación quirúrgica, ya sea (estética) o negativa (ablación de un pecho, por ejemplo). Incluso cuando se no ha hecho un régimen o sufrido una operación, las caricias nos permiten sentirnos mejor en nuestro cuerpo, solamente por el hecho de sentirnos amados o deseados. En la superficie de nuestro cuerpo se encuentran captores de sensaciones voluptuosas, sensaciones de placer y excitación sexual. Estos captores no funcionan continuamente. Para despertarse, necesitan un estárter. Las caricias son como estárteres que encienden los corpúsculos de la voluptuosidad. Ponen en funcionamiento la excitación sexual. Esta es la razón por la que las caricias forman parte de los preliminares que hay que respetar. ¿Qué sería la sexualidad sin las caricias y cuyo único objetivo fuese la penetración? Sería bastante triste y mucho menos excitante y agradable. Gracias a las caricias que varían de manera ínfima, el placer siempre es diferente y puede alcanzar puntos muy altos.

Acariciar a alguien no ha de tratarse únicamente de provocar la excitación sexual. También es tocar su cuerpo con amor, cariño, deseo, ternura y encontrar los canales de comunicación - muy variados - para poder acceder a una relación profunda.

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