EL SECRETO DE LA FELICIDAD

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lunes, 5 de abril de 2010

La delicadeza del amor y el amor sexual


Tal como ya se ha avanzado, corresponde ahora hablar de otra de las características del amor: la delicadeza, que comporta buena parte de la belleza (felicidad) de la entrega. Y delicadeza suena a "ternura".

El amor es tierno (suave), y esta ternura hay que expresarla en el matrimonio tanto espiritualmente como -de manera particular- corporalmente. No basta con que el amor sea simplemente fiel, con una fidelidad "a palo seco". ¡No!, con eso no basta. Alguna vez será inevitable, pero no puede ser lo ordinario.

Aunque siempre habrá dificultades, el amor siempre es bello y hace feliz. Y si el amor es auténtico, de ordinario será alegre, incluso en el dolor: todos tenemos experiencia de lo que es aceptar gustosamente un sacrificio o un reto difícil por conquistar algo (y no digamos si ese "algo" es un "alguien" (que nos enamora).

En la belleza del amor juega un papel muy importante la ternura expresada corporalmente. En el matrimonio, la comunicación de la ternura pasa por la delicadeza en la entrega sexual de los esposos.

En definitiva, este amor sexual ha de ser -como todo amor- delicado, y debe contribuir a la fidelidad y fecundidad de la entrega, es decir, ha de ser medio de maduración del hombre como persona: alguien ha dicho que el hombre está llamado al amor como "espíritu encarnado", es decir, alma y cuerpo en la unidad de la persona. El amor humano abraza también el cuerpo y el cuerpo expresa igualmente el amor espiritual.

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